Jacopone da Todi

Jacopone da Todi, alias Jacopo de 'Benedetti , nació en Todi en una familia noble alrededor de 1230. Después de haber estudiado derecho en Bolonia, Jacopone da Todi comenzó su carrera como notario ejerciendo en la misma ciudad. Según la tradición en 1268, su esposa muere accidentalmente en el derrumbe de un piso. El momento de dolor y desconcierto que sigue, en cierta medida aumentado por el descubrimiento de que su esposa hizo uso de instrumentos de penitencia (el cilicio), determina un cambio radical en la forma de vida de Jacopone da Todi. Tras abandonar su trabajo y las personas que lo habían rodeado hasta entonces, emprende un camino de penitencia y humillación públicas. Según la tradición, tiene momentos y gestos casi de locura, por ejemplo llegó a un banquete andando a cuatro patas cargado con una silla de burro, o en la boda de su hermano aparece desnudo, untado de grasa y vuelto entre plumas.

La Orden Franciscana

En 1278 ingresó en la Orden Franciscana como fraile laico. En ese período, la Orden sufrió luchas internas entre la facción de los Conventuales apoyados por el Papa Bonifacio VIII , que quisiera disminuir el rigor del gobierno de San Francisco, y el grupo de Espirituales que en cambio presionaron para mantener el espíritu de la Orden sin alterar. Jacopo, obviamente dada su experiencia de penitencia, se puso del lado de los más pequeños, y junto con los cardenales Jacopo y Pietro Colonna desautorizó la validez de la elección de Bonifacio; esto provoca como reacción primero la excomunión, luego el encarcelamiento (1298) del que sólo el nuevo Papa Benedicto XI (1303) puede liberarlo. Finalmente, el fraile pasó sus últimos años en el convento de San Lorenzo di Collazzone cerca de Todi donde murió en 1306 d.C.

El hombre y las obras

El ciudadano todi más famoso de la Edad Media es autor de numerosas obras, entre las que destacan las "Laudi", composiciones típicas de la época, en cierto modo similares al Cántico de las Criaturas de San Francisco y probablemente inspiradas en él. por su calidad y organicidad. Sin embargo, el tono y la poética básica del fraile es menos alegre y mística, parece que la armonía con la naturaleza y la maravilla del mundo que caracterizaba el entusiasmo de San Francisco se ha perdido en parte. Por otro lado, la obra de Jacopo domina una concepción más material y dolorosa, una visión más encerrada en el propio yo, evidentemente fruto de las desgracias que marcaron la vida del autor.